Hoy nos levantamos temprano y salimos hacia el Lago Los Barreales, luego de unos quilómetros por caminos de tierra que nos dejaban bien sacudidos, nos recibió Leandro Difrancesco y nos acompañó a recorrer el museo y las excavaciones.  Empezó contandonos los distintos tipos de roca que existen, distinguió entre rocas volcanicas, las que se forman por fricción y calor durante los movimientos de las placas terrestres -como los marmoles- y las rocas sedimentarias, sólo en estas ultimas es posible encontrar restos fósiles, porque en las primeras el calor de las erupciones los desintegra y en las segundas los rompe, en cambio en las sedimentarias, como los restos son cubiertos por capas sucesivas de arena, barro, tierra y agua, los huesos y otros restos se conservan y sufren el proceso de fosilización.   Durante el proceso los huesos, los caparazones, los huevos, las plumas, los arboles, las raices y otras partes duras, se impregnan de minerales hasta que se convierten en roca y así las encontramos hoy.  Hemos podido ver y tocar huesos, troncos y raices petrificados.  Y yo me saqué una foto al lado de un fémur de herbívoro que era más alto que yo!!!

Seguimos caminando y nos mostró como se extraen los restos de dinosaurio de una excavación.  Primero se descubre la parte superior y de a poco se va quitando lo de los costados, luego se cubren los huesos con papel higiénico mojado para no dañar los huesos, sobre el papel se pone yeso, luego una tela de algodón, algunas veces la propia remera del paleontólogo “donada a la ciencia”, después se cubre con tela metálica y finalmente se vuelve a cubrir con yeso.  Luego se cava por debajo formando como un hongo y se hace palanca con un palo para darlo vuelta y repetir la tarea por el lado todavía no cubierto, a esto se lo llama “bochón”.  Los bochones son muy pesados! Intentamos levantar uno pequeño pero nos costó mucho, solo Marco, Amrit y Matilde, pudieron moverlo.  Pero como yo estaba justo agarrandolo de la manija que se deja para levantarlo con la grua, parecia que lo levantaba yo sola!!! Jajaja

Mientras algunos seguian alrededor del bochón, yo me acerqué hasta la costa del lago, a pocos metros, en el lugar donde se encontró el Futalongkosauro, y ahí ví unas ranitas muy chiquitas y bonitas y me dieron ganas de agarrarlas… así que agarré una! Y todos se “enchufaron” con las ranitas.  Sobre todo Alfred, que como es biologo, nos dijo que no las sacaramos porque el calor las mata, as que nos mojamos las manos, las tuvimos un ratito y las devolvimos al agua.

Ah! Casi se me pasa… el Futalongkosauro se encontro hace algunos años, en un sitio donde se encontraron además más de mil piezas fosiles: cocodrilos, peces, tortugas, huevos… y el Gran jefe de los dinosaurios, que es el significado del nombre de este dinosaurio.  Se trata de un herbívoro, saurópodo, de unos 35 metros de largo.

Más adelante había un cartel: “cuidado! animales sueltos”, todos nos miramos y entre los matorrales asomaba un dinosaurio carnívoro, que tenía una gran uña en el dedo medio de cada mano.

De ahí fuimos a la unica excavasión visitable, que está sobre la ladera de la barda, con un pincel cada uno fuimos encontrando unas raices fosilizadas que descubrieron ahí.

Bajamos y entramos al museo donde tienen gran cantidad de fósiles originales y replicas, pero lo mas importante fue ver como trabajan los técnicos en un bochón que contiene los huesos dorsales del Futalongkosauro.

Ahora estamos viajando para San Rafael donde pasaremos la noche y seguiremos mañana hacia el bosque Petrificado Charles Darwin, cerca de Uspallata.

Hasta mañana!

Agostina y Pablo